Número 45, Año 7, julio 2020
Las diversas proyecciones económicas para el resto del año no son buenas para quienes debemos trabajar a diario, ya sea desde casa, en la calle o nuestro centro laboral, todo indica que los grandes empresarios y burgueses buscan que, una vez más, nosotros paguemos los costos de esta crisis económica y social que si bien se agudizó por la covid19 también es cierto que su causa fundamental y profunda es el sistema capitalista en el que unos cuantos viven a costa de nuestro trabajo.[1]
La situación económica en nuestro país ya era critica desde antes de la pandemia. El año pasado el PIB terminó con una caída del -0.1% arrastrado por el declive de la actividad manufacturera, la cual se había visto afectada entre otras cosas, por la falta de inversión y por la baja en el comercio mundial.[2]
En los primeros tres meses de este año (recordemos que los primeros casos de Covid19 aparecieron a fines de febrero) los índices económicos también han sido negativos. La actividad industrial y los servicios tuvieron caídas respecto al primer trimestre del año pasado de -3.8% y -1.4% respectivamente, mientras que el PIB cayó -2.4%[3], las estimaciones para el segundo trimestre son aún peores, ya que en estos meses (abril-junio) es cuando arreció la pandemia en nuestro país.
En la profundización de la crisis también pesarán los problemas en las remesas que envían los migrantes, las caídas en los precios del petróleo, la práctica paralización de la actividad turística, por mencionar algunos de los sectores que más participan del PIB nacional y que se han visto afectados en el contexto de la crisis sanitaria. En el mismo sentido impactará la baja recaudación fiscal que existe en México, alrededor del 16% según cifras de la OCDE.[4]
Para lo que resta del año las estimaciones hablan de que el PIB mundial caerá alrededor de -4.9% mientras que en México la caída sería de -8.5, -9 o -10.5, cifras incluso peores que la crisis de 1995 tras el llamado error de diciembre.[5]
No olvidemos que cuando estás estadísticas van bien nada nos dice que nuestras condiciones mejorarán, pero cuando van mal, como pasa ahora, sin duda los grandes millonarios harán que los problemas pesen sobre nosotros.
Pobreza y desigualdad
Estas cifras podrían parecer alejadas de nuestra realidad, sin embargo, tras ellas se esconde lo que ya sabemos: un México donde la desigualdad y la pobreza son el pan de cada día, un país en el que los que más mueren y más enferman por Covid19 somos los más jodidos.[6]
En nuestro país, hasta 2018, poco más de 61 millones de personas vivían por debajo de la línea de pobreza por ingresos definida por el CONEVAL, y 21 millones lo hacían por debajo de la línea de pobreza extrema. Veamos qué quiere decir esto.
Según el CONEVAL la línea de pobreza extrema para junio de este año, sería de $1,640 pesos en las ciudades y de $1,170 en el ámbito rural, es decir, con estas cantidades una persona podría comprar la canasta alimentaria durante un mes, lo que supone que debemos poder comer en las ciudades con algo así como $ 54 y en el campo con $ 39 diarios. Si ya tenemos estos ingresos, seamos agradecidos, parecen decir desde arriba, ya no somos pobres extremos.
Pero hay más, si pretendemos no ser pobres extremos, sino sólo pobres, deberíamos poder tener, al mes de junio de este año, ingresos personales por $3,202 en las ciudades y $2,086 en el campo, con esto podríamos comprar mensualmente, según el CONEVAL, no sólo la canasta alimentaria sino también acceder a transporte, limpieza del hogar, cuidados personales, educación, cultura, recreación, vehículos y medios de comunicación, vivienda y mantenimiento de la misma, vestido y accesorios, vajillas y cristalería, servicios de salud y artículos de esparcimiento, entre otras cosas, algo parecido a una vida digna, al menos en lo que al consumo se refiere. ¿Alguien realmente puede llegar a ello con poco más de 3 mil pesos al mes? Si lo logramos, ¡enhorabuena, ya no seremos pobres!
Las cifras de pobreza podrían incrementarse tras los impactos económicos de la pandemia. Según los peores escenarios habría hasta 9.8 millones de pobres más, o hasta 10.7 millones más en la pobreza extrema, todo esto sin hablar si quiera de la dimensión de género o de los problemas en el acceso a un trabajo digno y bien remunerado.[7]
Esto arrastrará a las mayorías trabajadoras de nuestro país a una situación aún más crítica, el retroceso en nuestros ingresos sería de alrededor de 9 años según la ONU[8]. Estos números nos sitúan dentro de los países más afectados en América Latina[9], según estimaciones hechas en mayo por la CEPAL.[10]
Junto con esta pobreza aparece la gran riqueza. Marx ya había advertido hace 154 años que bajo el capitalismo al mismo tiempo que se produce riqueza se expande y profundiza la pobreza, es decir, la desigualdad que hoy vivimos no es fruto del azar, ni mucho menos de una buena o mala administración, honesta o corrupta, sino sobre todo es el fruto natural, normal, del sistema capitalista.[11] Ello nos ha llevado a que hoy día las 2 mil personas más ricas del planeta concentren más riqueza que la mitad de la humanidad, menos del 1% de los más ricos tienen más que el 60% de la población mundial, según ha revelado Oxfam a inicios de este año. [12]
México es uno de los países más desiguales, en nuestro país conviven algunos de los hombres (sí hombres) más ricos del planeta junto con los millones de pobres que ya hemos mencionado, los 10 más ricos concentran la misma riqueza que el 50% más pobre del país, los más ricos en México tienen más ingresos que el 96% global.[13]
Y dentro de esta profunda desigualdad todavía algunos nos hablan de que todo depende del esfuerzo y la voluntad, si trabajas fuerte, si eres honesto y te pones la camiseta podrás salir adelante, ante ello sólo un dato: “En México al menos 7 de cada 10 personas que nacen en el quintil más pobre no logran superar la línea de pobreza […]”[14], lo que quiere decir que las personas que nacemos pobres, bajo el capitalismo, así nos quedaremos, esto al mismo tiempo que quienes nacen ricos, por más que despilfarren se morirán siendo ricos. [15]
Durante la pandemia y la crisis económica agudizada, no todos pierden, aunque eso nos digan a diario cuando arriba exigen rescates o nos llaman a la unidad para enfrentar los problemas, lo cierto es que como afirman los compañeros del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM (CAM), algunos pocos son hoy más ricos que ayer: “[…] las familias más ricas del planeta ahora tienen un patrimonio conjunto que oscila los 250 mil millones de dólares, cifra superior a la del año pasado.”[16]
Han incrementado sus ganancias sobre todo las industrias farmacéuticas, las empresas dedicadas al comercio electrónico, al entretenimiento, la comunicación y la educación online, entre otras. Dentro de este grupo están Amazon, Netflix, o las industrias médicas como Inovio, Moderna y Novax que han incrementado el valor de sus acciones, durante la pandemia, en más del 50%, 42% y 20% respectivamente.[17] Cabe no olvidar que la mayoría de estas empresas, y otras que no mencionamos, tienen fuerte presencia en México, es decir, parte de sus insultantes ganancias provienen de nuestro esfuerzo y trabajo.[18]
Desempleo y precarización laboral
A la desigualdad y a la pobreza, se añaden el desempleo y el trabajo precario. Según el INEGI en México somos más de 55 millones de trabajadores[19], “población ocupada” nos llaman, sin embargo, casi 24 millones estaríamos en riesgo durante la pandemia, y casi 31 millones pertenecemos al sector informal, esto es carecemos de un trabajo estable o de seguridad social, asimismo más de 13 millones no tenemos prestaciones sociales, o más de 17 millones vivimos lo que arriba llaman flexibilización del trabajo y subcontratación, por lo que no tenemos contrato por escrito con nuestro patrón.[20]
El desempleo y la pérdida de ingresos también han aumentado bajo el impacto de la crisis económica. Al iniciar el año la Organización Internacional del Trabajo de la ONU (OIT), pronosticaba que durante 2020 y 2021 en México se perderían poco más de 2 millones de empleos[21], sin embargo, estas estimaciones han quedado ampliamente superadas, a la fecha el INEGI habla de cerca de 2 millones de desempleados tan sólo entre enero-marzo [22], y de 12 millones de personas que se han quedado sin ingresos en el mismo periodo [23], aquí estaríamos todos los que nos mandaron a casa con vacaciones forzadas y sin salario, a esto habría que sumar los más de 10 millones de empleos que se han perdido en el sector informal.[24] Por si esto no fuera suficiente los que más hemos sufrido los despidos somos los que menos ganamos, más del 95% de los despedidos ganamos de 1 a 5 salarios mínimos. [25]
De la mano de este desempleo agravado tenemos la ampliación y expansión de los trabajos precarios y en condiciones mayores de explotación, sea porque debemos trabajar más horas, o en más sitios, o con menores salarios.
En nuestro país la cantidad de personas que debemos trabajar más para poder obtener lo necesario ha venido aumentando sistemáticamente durante los últimos 40 años, para 1988 ya había más de 2 millones que debían trabajar más de 48 hrs. a la semana, en 2019 ya éramos casi 15 millones y medio, lo que a decir de los compañeros del CAM habla de un crecimiento acumulado del 561%[26]. Así funciona el capital y así se enriquecen los “grandes empleadores”, obligándonos a jornadas extenuantes de trabajo.
La cantidad de trabajadores que deben trabajar más de 48 hrs a la semana ha disminuido en los primeros meses del año[27], debido al impacto del desempleo, del homeoffice o de las vacaciones forzosas, sin embargo, no dudamos que durante lo que arriba llamarán “recuperación económica” se mantendrá la tendencia a trabajar más y más, con menos y menos salarios.
Al respecto de esto último, la OIT afirma que en México la cantidad de trabajadores que percibimos hasta un salario mínimo aumentó del 22% al 26% en los primeros tres meses de este año[28], aun antes de los impactos más terribles de la crisis. Como afirman desde el CAM:
“[…] en México, producto de la pandemia por el Covid-19, dicho deterioro salarial se acentuó en pocos meses; las principales empresas contratistas de la construcción, de la industria automotriz, de la electrónica, el comercio y el turismo, han reducido en los hechos 25% de los salarios de los trabajadores, lo que está provocando una disputa intersectorial entre los trabajadores por mantener el empleo incluso a costa de aceptar peores condiciones salariales y laborales.”[29]
Los salarios reales no han dejado de bajar desde hace décadas, lo que provoca que con todo y los recientes aumentos al salario mínimo (alrededor del 16%) éste siga sin alcanzar para nada. En 2018 la Canasta Alimenticia Recomendable (sin incluir otras necesidades, como educación, salud, cultura, entretenimiento etc.) tenía un costo de $ 264.84 diarios, por lo que el salario mínimo actual, que oscila entre los 123 y 185 pesos diarios, tampoco alcanza ni para comer.[30]
Lo que es peor, con la pandemia han aumentado los trabajadores que ganamos menos y han disminuido quienes ganamos un poco más. Para 2005 existían más de 23 millones de personas que percibían hasta 3 salarios mínimos, sin embargo, en los primeros meses de este 2020 esta cantidad creció un 73% llegando a los casi 41 millones de trabajadores que perciben entre 0 y 3 salarios mínimos; por otro lado, los trabajadores que ganan más de 3 y hasta 5 salarios mínimos se han reducido, pasando de casi 13 millones en 2005 a más de 5 millones durante los primeros meses del presente año.[31]
Todo esto nos sitúa, como ya sabemos, en condiciones desventajosas para enfrentar la pandemia, para sobrevivir; no exageramos si decimos que el capitalismo y sus modos de explotarnos nos ponen frente a la muerte, ni más ni menos.
Mayor explotación en la era digital
Los bajos salarios y las jornadas extenuantes, el desempleo y el empleo precario, son parte de las nuevas formas de explotación que lo único que hacen es quitarnos más tiempo para nosotros y darle más tiempo nuestro al patrón, al capital. El Homeoffice y el teletrabajo hacen posible aumentar las jornadas laborales de manera casi imperceptible, a distancia estamos disponibles todo el tiempo, sea mediante el celular o la computadora, asimismo permite que muchos gastos de operación como la electricidad, el pago del internet, el inmobiliario y papelería, corran por cuenta del trabajador, todo ello tiene felices a muchos patrones[32].
Sin duda trabajar desde casa puede ser, desde un punto de vista individual, algo positivo si así evitamos el infierno del transporte o si nos permite aprovechar mejor el tiempo, sin embargo, no podemos olvidar que las condiciones están dadas para que nuestro trabajo sea más digno y mejor remunerado, y si los patrones evitan ello cuando estamos en el centro laboral lo seguirán haciendo a distancia, no hay duda alguna.
Las plataformas de comercio electrónico, las apps dedicadas a la venta de comida o paquetería, las plataformas que ofrecen “educación a distancia” han crecido sustancialmente, la amenaza de la automatización y la robotización con el apoyo de instrumentos digitales se cierne sobre el empleo; lo que Ricardo Antunes ha llamado “capitalismo de plataforma” ha generado una nueva forma de “esclavitud digital”, una nueva forma de servidumbre.[33]
A las ganancias para los grandes patrones, que traen las nuevas modalidades de trabajo a distancia y digital, se añaden los daños para la organización de los trabajadores. Se promueve el individualismo, el aislamiento social pone obstáculos a la adquisición y organización de la conciencia de clase al limitar la formación de redes colectivas de solidaridad y al eliminar los espacios comunes de convivencia en el centro de trabajo; se diluye la diferencia entre el tiempo de trabajo y el tiempo libre lo que impacta en la capacidad para reconocer la diferencia entre nuestros intereses y los de nuestros explotadores; al trabajar desde casa se agudiza la indiferenciación entre el trabajo productivo y lo que algunos llaman trabajos del cuidado o reproductivos lo que provoca una profundización de la opresión de género, etc.[34]
Con el “capitalismo digital”, no se hace a un lado la fuerza de trabajo, sueño dorado de muchos admiradores de la sociedad del conocimiento, sólo se da una vuelta de tuerca más a la integración de la ciencia y la tecnología como fuerzas productivas al servicio de la producción y reproducción del capital. La pandemia de Covid19, al generalizar el uso de plataformas digitales y aumentar la automatización y robotización de procesos de producción e intercambio, al promover el uso mayor del bigdata y el internet en el comercio, aumentará las posibilidades de mayores ganancias para unos cuantos millonarios al tiempo que amenaza a millones de trabajadores con el desempleo, o con una mayor precarización laboral. O te explotamos más, mientras tú costeas el auto, la bicicleta o la computadora; o eres desechable, ahí la alternativa que, más allá de las intenciones buenas o malas de este o aquel gobernante, allá arriba dibujan.
Abajo, la lucha por la vida y contra la muerte
Sin embargo, acá abajo sabemos que debemos construir alternativas, la vida nos va en ello. Quienes aún conservamos un empleo y hemos recibido salarios en este tiempo es probable que debamos mantener, fortalecer o crear nuestra organización sindical o colectivo laboral, esto quiere decir, que debemos trabajar porque los sindicatos realmente representen nuestros intereses y no los de los patrones. Si ellos se juntan en organismos como el CCE o la Coparmex, nosotros debemos agruparnos con quienes compartimos suerte.
Actualmente, con la última reforma laboral, buscan entre otras cosas minar la organización colectiva, ciertamente aprovechan que muchos sindicatos se han convertido desde hace décadas en espacios de control de los trabajadores, sin embargo, no hay porque comprarles la mentira, no debemos olvidar que nuestra única y mejor arma para hacerle frente a los patrones es con la organización colectiva.
Si estamos desempleados sabemos que hay que juntarnos con otros como nosotros, formar cooperativas de consumo, comercialización y producción ahí donde podamos, sobrevivir es posible cuando hay organización y solidaridad. Tomar los espacios públicos, hacer nuestra la calle, con las debidas precauciones sanitarias, y avanzar en estrechar los lazos solidarios son las opciones que nos quedan para desde ahí avanzar. Si nos juntamos podemos no sólo cuidarnos en la enfermedad sino también proveer de alimentos y seguridad a nuestras colonias y barrios. Ejemplos existen, hay que atenderlos.
Los que trabajamos en el campo sabemos que nuestra tierra está amenazada por los afanes extractivistas de gobiernos y corporaciones, sabemos que carreteras, trenes y minas nos amenazan, pero también sabemos que si nos organizamos podremos defendernos y defender nuestro territorio. Ahí están los ejemplos de los pueblos originarios del CNI y de las comunidades zapatistas de Chiapas.
La defensa de nuestros territorios no es sólo nuestra. Del campo vienen el agua y los alimentos que todos, sin excepción, necesitamos y que en tiempos de pandemia vimos que no son sustituibles por el dinero, por eso la defensa de los territorios de pueblos y comunidades indígenas y campesinas es una lucha de todas y todos.
Todos, los que tenemos trabajo y los que no, desde el campo o la ciudad, debemos exigir al gobierno en turno, sea del color que sea, que las riquezas nacionales se usen en nuestro beneficio y no para los grandes empresarios, esto supone no sólo más repartición de becas y créditos, sino realmente tomar medidas para solucionar los problemas. Medidas que por desgracia ellos no quieren y no pueden tomar. No quieren porque sus beneficios se verían afectados, y no pueden porque simplemente no las ven posibles, para ellos lo único posible es lo que sus miopes ojos ven, mantener la normalidad capitalista, mantener la explotación, mantener el despojo, mantener a unos abajo y a otros arriba.
Acá abajo sabemos que si hace falta mejorar el sistema público de salud, ahí están los hospitales y farmacias privadas, deben estar a nuestro servicio; si hace falta mejorar escuelas y aumentar la matricula, también existen escuelas privadas y públicas que bien pueden ampliar sus espacios para no negar al miles el acceso a la educación; si hace falta dinero para todo esto, cobremos más impuestos a quienes más tienen y renegociemos la deuda externa en alianza con otros países que también la padecen. Acá abajo sabemos que lo que hoy parece imposible está a la vuelta de la esquina si nos organizamos y luchamos.
Abajo debemos luchar y resistir, pero también planear, proyectar e imaginar soluciones a mediano y largo plazo, porque sabemos que el capitalismo no perdona, que no hay gestión buena u honesta que realmente solucione nuestros problemas. La pandemia y su crisis lo demuestran.
[1] Ver:https://www.periodicoeltorito.org/post/la-crisis-y-nosotros-i; y https://www.periodicoeltorito.org/post/la-crisis-y-nosotros-ii [2] Una breve descripción de la situación económica global a inicios de este año puede verse en https://www.periodicoeltorito.org/post/2020-entre-la-crisis-y-la-urgencia-de-resistir [3] https://www.inegi.org.mx/temas/pibo/ [4] México es de los países con menor recaudación, en parte debido a que se cobran impuestos a trabajadores y al consumo principalmente mientras que las grandes empresas pagan muy pocos. Por su parte Cuba recauda 42% del PIB, Brasil 33% y Argentina casi 29%, por mencionar algunos ejemplos. https://www.oecd.org/tax/tax-policy/estadisticas-tributarias-america-latina-caribe-mexico.pdf [5] Cifras para México según Banxico, CEPAL y FMI respectivamente. [6] Así lo muestra un estudio reciente de la UNAM, según el cual la mayoría de los muertos por la Covid19 han fallecido en hospitales públicos, sólo 3 de cada 100 lo han hecho en hospitales privados. El mismo estudio dice: “Casi el 84 por ciento de los muertos por covid-19, se concentran en ocho categorías de empleo. Destacan los no remunerados: amas de casa, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores de vehículos, profesionales –no ocupados–. Llama la atención en especial la vulnerabilidad entre los que no desempeñan un empleo (no remunerados, jubilados y pensionados, y no ocupados, propiamente dicho), que en conjunto suman 46 por ciento de las defunciones” , Mortalidad por covid19 en México, https://web.crim.unam.mx/sites/default/files/2020-06/crim_036_hector-hernandez_mortalidad-por-covid-19_0.pdf [7] https://www.CONEVAL.org.mx/Evaluacion/IEPSM/Documents/Politica_Social_COVID-19.pdf [8] https://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/library/poverty/desarrollo-humano-y-covid-19-en-mexico-.html [9] “La CEPAL proyecta que el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en situación de pobreza pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana. Dentro de este grupo, el número de personas en situación de pobreza extrema se incrementaría en 28,5 millones, pasando de 67,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020, cifra que equivale al 15,5% del total de la población.”, https://www.cepal.org/es/publicaciones/45782-enfrentar-efectos-cada-vez-mayores-covid-19-reactivacion-igualdad-nuevas [10] https://www.proceso.com.mx/629748/covid-19-pobreza-mexico-cepal [11] “Está ley produce una acumulación de miseria proporcionada a la acumulación de capital. La acumulación de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos del trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral […]” Marx, El Capital, T. 1, S.XXI, p. 805 [12] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [13] https://www.CONEVAL.org.mx/Eventos/Documents/Desigualdad-en-Mexico.pdf [14] PNUD-ONU, https://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/library/poverty/desarrollo-humano-y-covid-19-en-mexico-.html [15] “Los datos identifican como elementos determinantes de la movilidad en México a aquellos relacionados con la riqueza del hogar de origen, la región de nacimiento, el logro educativo de los padres, el tono de piel, las condiciones de la localidad de origen, el sexo de la persona y si padres y madres son hablantes de lenguas indígenas. La baja movilidad se concentra en los extremos de la distribución socioeconómica, de manera que quienes nacen en posiciones de mayor desventaja poseen pocas posibilidades de superar su situación, y quienes se encuentran en una posición privilegiada tienen reducidas probabilidades de perder su estatus.”, PNUD-ONU, p. 11 [16] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [17] Análisis de los compañeros y compañeras del CAM en su reporte de investigación Núm. 132, https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [18] Una revisión de la posición política de las clases dominantes en nuestro país durante la pandemia puede verse en: https://www.periodicoeltorito.org/post/los-due%C3%B1os-del-dinero-y-la-pandemia-en-m%C3%A9xico-la-sacudida-de-marzo , y en https://www.periodicoeltorito.org/post/tiempos-de-crisis-los-due%C3%B1os-del-dinero-y-la-oposici%C3%B3n-a-la-4t [19] https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/enoe_ie/enoe_ie2020_05.pdf [20] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [21] https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Desempleo-se-agudizara-en-Mexico-en-el-2020-OIT-20200121-0001.html [22]https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/enoe_ie/enoe_ie2020_05.pdf [23] https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Covid-19-dejo-sin-ingresos-a-12-millones-de-mexicanos-20200602-0024.html [24] No podemos olvidar que el empleo informal representa más de la mitad del empleo en nuestro país, con una tasa de informalidad que en los primeros meses de 2020 se sitúa en 51.8 % según la OIT https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_749659.pdf [25] https://web.crim.unam.mx/sites/default/files/2020-06/crim_039_fidel-y-guillermo-olivera_el-golpe-de-la-pandemia%20%281%29.pdf, cabe recalcar que dentro del rango de quienes ganamos hasta 1 salario mínimo, la mayoría de los despidos fuimos mujeres. [26] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [27] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [28] https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_749659.pdf [29] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [30] https://cam.economia.unam.mx/reporte-especial-131-lo-que-el-gobierno-de-amlo-no-dice-al-usar-nuestras-cifras-sobre-el-poder-adquisitivo-del-salario-nada-cambia-por-decreto/ [31] https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/#_ftnref62 [32] https://www.forbes.com.mx/home-office-aumenta-28-la-productividad-de-las-empresas/ [33] O privilégio da servidão - o novo proletariado de serviços na era digital, Boitempo, , São Paulo, 2018
[34] Antunes, Ricardo, Coronavirus: o trabalho sob fogo cruzado, Boitempo, São Paulo, 2020. Nos dice este autor: “La individualización, la invisbilización y la eliminación completa de los derechos del trabajo, hacen el sueño dorado del capital, ahora que el mundo digital, online, robotizado y automatizado puede convivir con el trabajo degradado, desarticulado, desorganizado, aislado, fragmentado y fracturado.”
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