Número 29, Año 6, febrero, 2019
Hace unos días, el burro volvió al trigo y parece no saciar su hambre de superioridad moral; y es que el sábado 10 de febrero, el presidente volvió a descalificar como "radicales de izquierda conservadores" a quienes, haciendo uso de su legítimo derecho a la protesta, resisten desde hace 9 años a la puesta en función de un Gasoducto y una Termoeléctrica en la comunidad indígena de Huexca, perteneciente al municipio de Yecapixtla, Morelos. Esta termoeléctrica es parte del Proyecto Integral Morelos(PIM).
El PIM es uno de los tantos Megaproyectos que esperan ser impulsados por la 4T. Abarca el territorio de los estados de Puebla, Morelos y Tlaxcala, y afectará al menos a 80 pueblos y comunidades a través de los que pasará, dejando a su paso muerte y destrucción, no solo de la tierra y sus alrededores, sino también de la cultura y vida comunitaria de los pueblos. El PIM está compuesto por dos Termoeléctricas, un acueducto y un gasoducto. El desarrollo de este proyecto ha sido posible gracias al contubernio y a la acción combinada entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los gobiernos del PAN, PRI y ahora MORENA; los gobiernos estatales y las empresas extranjeras Elencor, Abengoa, Bonatti y Enagas de capital italo-español.
Desde 2011, los pueblos agrupados en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTAMPT) y particularmente la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM) han enfrentado amenazas, golpes, desalojos, tortura y cárcel; sin embargo, la lucha que emprendieron ha dado como resultado amparos a favor de la suspensión definitiva de las actividades de las termoeléctricas así como la visibilización de los daños ambientales que los megaproyectos de este tipo generan.
Como decíamos líneas arriba, el burro volvió al trigo, y no solo descalificó a los opositores del PIM, en una clara defensa de los intereses de las grandes transnacionales que en esta ocasión se presentan con nacionalidad italo-española. También los emplazó a informar y convencer a los pueblos afectados imponiéndoles una consulta que se realizará el 23 y 24 de febrero. Vale decir que, a estas alturas, la consulta ha dejado de ser un instrumento de defensa y resistencia de los pueblos y se ha convertido en el instrumento de su sometimiento. Esto lo demuestra la consulta realizada para avalar el Tren Maya, otro de los Megaproyectos estrella del gobierno.
Frente a esto, el pronunciamiento del Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG), no se hizo esperar e hicieron un llamando a la solidaridad con los pueblos que resisten al PIM, para detener la guerra de exterminio que el gobierno de la 4T está impulsando a través del despojo de sus territorios para beneficio de los capitalistas.
A casi tres meses de iniciado su gobierno, López Obrador ha dado claras muestras de los intereses que lo motivan, uno de ellos: erigirse como el mandamás del país y el que decide quien vive y quien muere abajo. Arriba otorga perdones a diestra y siniestra. Otro de sus intereses: es mantener una política de desarrollo por la vía del despojo de los territorios a los pueblos indígenas para el funcionamiento óptimo de las Zonas Económicas Especiales puntos nodales para el desarrollo del capitalismo a escala global.
Frente a la guerra que nos imponen desde arriba, la única opción para los pueblos originarios, los trabajadores del campo y la ciudad, los jóvenes y las mujeres, es la resistencia y la rebeldía organizadas.
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