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10 de mayo: las madres que no festejar

Número 26, Año 5, junio - julio, 2018


El Pasado 10 de mayo miles de personas, principalmente madres de desaparecidos de México y Centroamérica, salieron a las calles bajo el lema “Madres buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia” en la séptima marcha de la Dignidad Nacional. En nuestro país marcharon en la Ciudad de México y en los estados de Morelos, Puebla, Guerrero, Michoacán, Querétaro, Zacatecas, Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz, Sinaloa, Sonora, Coahuila y Baja California, también se sumaron a la movilización madres de migrantes desaparecidos provenientes de Guatemala, Honduras y el Salvador. Para esta movilización se dieron cita madres y familiares de las decenas de miles de desaparecidos y desaparecidas que hay en México para exigir la búsqueda y presentación inmediata de las personas desaparecidas; no más impunidad y castigo a los responsables. Entre los asistentes de encontraban también los los familiares de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, organizaciones de buscadoras y como diversas organizaciones sociales.

Las manifestantes, señalaron la ineptitud y falta de atención por parte de todas las instancias del gobierno para encontrar a sus hijos e hijas, reclamaron al gobierno federal haber sido omiso durante los últimos dos sexenios, –en los que se suman más de 32 000 desaparecidos y desaparecidas según cifras oficiales del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas- acusaron al gobierno federal de sólo fingir que busca a sus hijos mientras los casos de desaparición aumentan dramáticamente, reprocharon que no existe voluntad política y los avances en materia de desaparecidos se deben sobretodo a la lucha, tenacidad y al trabajo de las organizaciones de familiares y no a las autoridades, que muchas veces los obstaculizan. Entre las demandas de las madres y familiares están la conformación de una Fiscalía Autónoma, la Ley de presunción de vida, evaluación al trabajo fallido del Ejército en labores de seguridad pública, y que la Corte impida la entrada en vigor de la Ley de seguridad interior.

Más allá de la fecha simbólica en que ocurre esta importante movilización, ésta da muestra de un trabajo constante por parte de las organizaciones de familiares de desaparecidos, de la constancia con que exigen y presionan al mal gobierno para encontrar a sus familiares, a la par que les buscan ellos mismos, creando brigadas de búsqueda (muchas veces criminalizadas por las autoridades). Muchas de las madres que se movilizan han tenido que convertirse en investigadoras, peritos, buscadoras y cuasiabogadas ante la inacción de las diversas autoridades que le apuestan al cansancio y al olvido de los familiares, pero los familiares se organizan ante el desprecio, la ineptitud e ineficacia gubernamental para encontrar a sus familiares pero también para que tales injusticias no se repitan, porque se detenga la escalada de violencia y se paren de una vez las desapariciones, por esclarecer la verdad y encontrar justicia.

La dimensión del fenómeno de la desaparición forzada en México es abrumadora, los números y los registros oficiales de personas desaparecidas no hacen sino crecer, las autoridades no hacen sino simular y obstruir los procesos de búsqueda e investigación, parece importarles muy poco a pesar de que la desaparición de los 43 normalistas y el movimiento social pusieron en el centro de la agenda nacional a los desaparecidos y desaparecidas de nuestro país y en particular los casos de desaparición forzada. Un problema grave es que no se cuenta con un registro nacional de desaparecidos confiable que nos permita conocer mejor la magnitud del fenómeno, y algunas de sus particularidades pues el mal gobierno ha intentado por años encubrir su culpabilidad y participación en los casos de desaparición forzada. y ha generado un registro (el RNPED) que diluye su responsabilidad, pues categoriza casos de desaparición forzada en otras categorías en las que legalmente no existe responsabilidad estatal por las desapariciones. Además de todo un andamiaje legal e institucional que dificulta la construcción de un registro apropiado pues revictimiza a los familiares, que muchas veces debe llevar a cabo los trámites de búsqueda en las instancias más hostiles que se niegan a reconocer las desapariciones y muchos otros simplemente no las denuncian por temor (más que fundado) a represalias a la hora de denunciar a algún integrante de las fuerzas armadas o policías implicados en la desaparición.

La movilización es una muestra importante de inconformidad con el mal gobierno por su responsabilidad, tanto directamente en la desaparición de miles de personas como por su simulación e ineficacia para cumplir su responsabilidad de esclarecer los hechos y encontrar a los y las desaparecidos. También es un llamado a las organizaciones solidarias y al pueblo mexicano en general para que no dejemos solos a los familiares para unirnos y acompañar la lucha por encontrarlos a todos y a todas, pues los y las desaparecidos nos faltan a todos. Desde estas líneas saludamos a las madres guerreras que salieron a marchar y que con su ejemplo de organización y tenacidad nos fortalecen y hacemos un llamado a organizarnos, pues solo luchando y organizados podremos parar las desapariciones y encontrar a nuestros desaparecidos, a los que se llevó el gobierno en los años sesenta y ochenta y se sigue llevando por luchar contra las injusticias, a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a los luchadores sociales que mantiene desaparecidos, y también a los miles y miles de personas que han sido desaparecidas en su infame guerra contra el pueblo.

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